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La vieja política en los comités pro-formación

Por Sofía Montenegro
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El arsenal de estrategias de la vieja política persiste. No hace falta definir con presión qué es vieja política para vislumbrar de forma clara un estilo de hacer política que actúa de manera opaca y conspirativa, con lideres autoritarios inadecuados para un sociedad con problemas complejos. No es una cuestión ideológica, poco o nada, hace esta clase de políticos en función de una agenda programática. En cambio, emplean grandes esfuerzos para subsistir en el poder. Las reformas que aprobaron los diputados el 13 de septiembre fue una movida de la vieja política.

Y así, en un ambiente político tumultuoso que deja mucho por desear, Guatemala se encamina para un nuevo proceso electoral en el 2019. Estaremos el próximo año, acudiendo a las urnas. Debemos, desde ya, reflexionar sobre la existencia o el surgimiento de una nueva clase política.

La etapa de adhesiones para que los comités se conviertan en partidos políticos es un proceso poco discutido, pero con grandes repercusiones sobre la oferta electoral. Es en este proceso en donde se definirá, desde lo formal hasta la informal, el tipo de organización, cómo han cumplido con la extensa normativa que se les exige.

El proceso ya arrancó. Los comités que quieran participar en las elecciones del 2019 han emprendido una serie de procedimientos legales para que el grupo promotor pueda reunir dentro del plazo de dos años las adhesiones del 0.30% de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral. Esto último es un desafío de grandes dimensiones.

Primero, es importante reflexionar sobre este requerimiento. En América Latina a partir de 1978 se inicia un proceso de reformas electorales, donde la extensa mayoría de países elevan el número de firmas requeridas para crear un partido político. La idea detrás de esto fue diseñar un sistema electoral que creara partidos políticos institucionalizados, con representación y cobertura nacional, así prevenir el surgimiento de organizaciones con identidades territoriales e intereses particulares. Se apostó en ese entonces y hasta la fecha,  por la creación de  barreras de entrada a nuevas organizaciones, favoreciendo a los partidos existentes.

Esto no ha generado los resultados esperados en países como Guatemala. No hemos sido capaces de crear partidos institucionalizados. Pese a eso, mantenemos altas barreras de carácter administrativo-legal que han dejado un sistema burocrático poco flexible y con grandes insolvencias.

Un claro ejemplo de esto es el proceso de entrega de las hojas de adhesión. En primer lugar, el TSE emite paquetes (alrededor 50 hojas) en formato físico que se otorgan en la sede de la institución. No hay forma de tener acceso a este material en otro formato o por medio de otros mecanismos, se genera entonces, escasez en la disponibilidad de las hojas. Además de esto cada una de las hojas debe estar sellada y firmada por el representante legal de cada comité, por lo cual los miembros se ven obligados a esperar la firma del notario para continuar con el proceso.

Ahondando en lo anterior, el proceso verificación y validación de las hojas también se da con grandes tropiezos. Aquí es importante recordar que la reformas impulsadas en el 2016, aumentaron las competencias del TSE, pero esto no ha sido acompañado de mejores capacidades, ni tampoco de un presupuesto adecuado para el trabajo de la institución.

Actualmente, el proceso para validar una firma es deficiente. El Secretario General de Movimiento Semilla, Samuel Pérez cuenta que incluso el TSE invalidó su adhesión. Así, muchas veces se rechazan adhesiones sobre la base de la letra, información que se sale de las casillas, uso de cédulas, inconsistencia con la firma en el DPI, etc. No existe mecanismo para corregir o solventar errores de este tipo, el proceso debe de repetirse, y en muchos casos la centralización del proceso imposibilita que la persona se pueda adherir, desfavoreciendo a los individuos que intentan sumarse y pertenecer a una organización partidaria. Por el otro lado, la propia burocracia tiene sus falencias con errores en el registro interno del TSE, inconsistencias casi imposibles de enmendar. Si bien es cierto que los formalismos son importante para autenticar a la persona, también es cierto que el proceso es anacrónico y no cuenta con un sistema de registro moderno, ágil y transparente.

Para poner un ejemplo regional en México el Instituto Nacional Electoral (INE) estableció en septiembre del 2017 una aplicación para diapositivas móviles (app) para recolectar las firmasde manera digital e inmediata, sin tener que recurrir a versiones impresas. A pesar de las distintas criticas que se han dado alrededor del la app, se ha demostrado que el promedio de las firmas recabadas aumentó, en palabras del investigador Sebastián Garrid “la app ha ofrecido beneficios tangibles y valiosos tanto a la ciudadanía, como a los aspirantes a candidato independiente y al INE”.

En Guatemala no hemos ni profundizado en la problemática. Es evidente que el TSE tiene grandes desafíos a la hora de validar y detectar anomalías. Sin embargo, hoy por hoy, la información se maneja exclusivamente en la base de datos físicos de dicha institución, existe muy poca auditoría por parte de otras organizaciones, investigadores u otros actores. Esto genera un serio problema a la hora de garantizar transparencia en el proceso.

En relación a lo anterior, el portal no muestra información desagregada sobre los comités pro-formación. Se cuenta con un documento (organizado por mes) del registro que incluye información sobre el nombre del representa legal, ubicación y emblema de los comités (con la excepción en abril donde se muestra un cuadro con total de firmas).

Con el fin de analizar la situación a más detalle se solicitó información a la Unidad de Información Pública del TSE. El presente cuadro muestra la actividad en firmas de los seis comités que registraron movimiento (otros seis fueron excluidos del análisis por no contar con datos). Añadido a esto, se analizó las fechas entre el 1 de septiembre al  28 de febrero, excluyendo los dos últimos meses.

¿Qué nos dice la gráfica?

A primer vista, lo que llama la atención es el desconocimiento que impera sobre los comités. La organización que ha demostrado tener más capacidad en recabar las firmas es AVANZA que tiene a Pedro Catalán como Secretario General y su sede en zona 1. Pero, además de este registro, no existe información de la agrupación, no se cuenta con una página electrónica, como tampoco aparece ninguna noticia en medios de comunicación. Lo que nos hace cuestionar su finalidad.

Recordemos aquí la recurrente tendencia de “comprar la ficha de un partido”, como acaba de suceder con Zury Ríos quien anunció por medio de un video en redes sociales su incorporación al partido Valor. Aquí, no podemos decir que Zury compró el partido, pero sí que ella no participó en el proceso de creación del partido que cuenta, hasta el momento con 26,030 afiliados. La compra de la ficha es tan usual, que no se cuestiona la legitimidad que esto pueda tener sobre las estructuras partidarias y cómo puede generar incentivos perversos para la creación de comités, cuyo objetivo sea vender la estructura al mejor postor, podemos cuestionar incluso los mecanismos con los que consiguen las firmas, ¿cómo lo hacen rentable? ¿cuál es el margen de la ganancia?

Regresando al gráfico, el segundo comité con más firmas recabadas es el Partido Humanista de Guatemala con Rudio Mérida como Secretario General, quien fungió como director de la PNC durante el gobierno de Alfonzo Portillo. Al igual que AVANZA, se encuentra cerca del objetivo para llega a constituirse como partido político.

Por otro lado, el Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP) de Codeca es quizás la organización más conocida entre la ciudadanía, por su pujante agenda política y frecuente convocatoria a movilizaciones en la ciudad capitalina. No obstante, el comité pro-formación no ha dado a conocer de manera pública en medios de comunicación o redes sociales su intención de llegar a ser partido político, aun cuando el comité inició el proceso en diciembre del 2016. A pesar de esto, representantes de Codeca han mostrado tener una postura cerrada y evasiva sobre sus aspiraciones para convertirse en partido político.

Finalmente la gráfica muestra a Movimiento Semilla. Con una abismal diferencia, Semilla cuenta con más difusión en redes sociales y medios de comunicación. Además, es importante constatar que es la única que tiene una página electrónicacon información sobre su propuesta, principios e incluso una opción para establecer contacto. A pesar de esto, los datos muestran un crecimiento limitado, comparado con los otros comités pro-formación.

Los obstáculos a los que se enfrenta Movimiento Semilla son considerables.  Su interés por la transparencia como pilar de sus actividades, los ha llevado a incursionar en varias prácticas, como por ejemplo son los primeros y únicos de los comités que han sacado su Número de Identificación Tributaria (NIT). De hecho, innovar en este sentido les ha generado más costos y pérdidas, que recompensas, dado que hasta el momento el TSE no exige como requisito a los otros comités tener el NIT, demostrando así una enorme debilidad para fiscalizar. Asimismo, Samuel Pérez ha señalado que debido a esto muchos bancos les han negado la oportunidad de abrir cuentas institucionales.

Lo cual no conduce a la siguiente reflexión, ¿Esta el sistema castigado a los que actúan con transparencia y premiando a los que actúan con opacidad?

En base a lo anterior, todo apunta a que sí. El actual proceso de adhesiones y creación de partidos políticos ha motivado la compra de la ficha como mecanismo para impulsar candidatos. Una práctica común de la vieja política. A su vez, nuestro sistema mantiene las barreras altas y no da cabida a que surjan nuevas organizaciones.

Existe poca reflexión sobre esto, pero más importante aun, la ciudadanía (con sus diversos sectores) no han sido capaces para articularse y exigir más de las estructuras partidarias que emanan de este proceso. Es importante, por un lado, fiscalizar y auditar el trabajo que este realizado el TSE para que puedan asegurarse que las firmas sean validadas, y que no se estén replicado el acto de compra y venta de registros de datos de adhesiones. Una manera de hacerlo es emular lo que se hizo en México sobre las posibles anomalías que surgen cuando el crecimiento de firmas supera la tendencia habitual.

En aras de un proceso electoral a la vuelta de la esquina, con grandes retos institucionales, debemos garantizar desde ahora un proceso transparente que nos conduzca hacia la nueva política.

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Sofía Montenegro

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