Guatemala termina el 2020 con una tasa de 15 homicidios por cada 100 mil habitantes, la tasa más baja registrada desde que tenemos datos comparables de la Policía Nacional Civil (PNC), es decir, desde 1995. Además, no sería exagerado decir que es la tasa más baja desde que Guatemala hizo la transición hacia la democracia en 1986, según cifras de defunciones por agresiones del Instituto Nacional de Estadística (INE).[1] Por lo tanto, la sociedad guatemalteca experimenta el nivel de violencia más bajo de los últimos 35 años.
Respecto al pico de violencia más alto observado al finalizar el 2009, de 46 homicidios por cada 100 mil habitantes, la tasa ya ha disminuido un 67 %. Respecto al año previo, el 2019, disminuyó un 30 %. Este descenso en la tasa se confirma con los datos independientemente recopilados por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF), los cuales no distinguen entre homicidios, suicidios y accidentes que parecen estar vinculados con hechos criminales, por lo que siempre son más altos que los de la PNC.
Gráfico 1. Guatemala: tasa anual de homicidios (PNC, 1995-2020), necropsias de muertes con causas asociadas a hechos criminales -en investigación- (INACIF, 2009-2020) y defunciones por agresión (INE, 1986-2019)
Fuente: elaboración propia a partir de datos de PNC, INACIF e INE. Se utilizaron nuevas estimaciones y proyecciones de población para calcular tasas, a diciembre de cada año (INE, 2020).
Según la PNC, en el contexto de la pandemia por COVID19 en 2020, hubo 358 homicidios de mujeres y 2,214 de hombres, para un total de 2,572. Por cada 100 hombres víctimas de la violencia homicida hubo 16 mujeres. Las mujeres representaron el 14 % de todas las víctimas. Dicho de otra manera: cada día del año hubo una mujer víctima de violencia, mientras que hubo seis hombres muertos. Si tomamos como referencia las nuevas estimaciones y proyecciones de población del INE, podemos establecer que para finales del año la población era aproximadamente de 16 millones 984 mil 40 habitantes, lo que daría una tasa de 15.1 homicidios por cada 100 mil. La tasa para mujeres sería de 4.2 y la de hombres 26.5 por 100 mil. En 2009, la tasa de mujeres era de 10.1 y la de hombres 82.7. Eso significa un descenso de 58% en la tasa de mujeres y de 68 % en la de hombres en los últimos 11 años.
Gráfico 2. Guatemala: tasa anual de homicidios por sexo de las víctimas (PNC, 2001-2020)
Fuente: elaboración propia a partir de datos de PNC. Se utilizaron nuevas estimaciones y proyecciones de población para calcular tasas, a diciembre de cada año (INE, 2020).
Desde la perspectiva de los medios utilizados por los agresores, toda la tipología usada por la Policía mostró descenso respecto al año previo, excepto en el caso de muertes por explosivos, que pasó de cero a uno. Sobresale el descenso de 30 % en muertes ocasionadas por heridas de proyectil de arma de fuego, pues 8 de cada 10 homicidios se siguen provocando de esa manera.
Gráfico 3. Guatemala: variación porcentual en cantidad de homicidios según tipo de arma utilizada, PNC (2019 vs 2020)
Fuente: elaboración propia a partir de datos de PNC.
En términos geográficos, la violencia disminuyó en 17 departamentos mientras que aumentó en 5 (Huehuetenango, Sololá, Izabal, Retalhuleu y Santa Rosa, aunque en estos últimos dos la tasa permaneció igual). Esos 5 departamentos agregaron 34 homicidios respecto al 2019, pero ese aumento fue fácilmente compensado por 1,040 homicidios menos en el resto del país. Sobresalen Guatemala y Escuintla, con 641 y 105 homicidios menos, respectivamente. En términos porcentuales, el que más disminuyó fue Sacatepéquez, con 63 % menos. Sin embargo, la disminución de 44 % en el departamento de Guatemala es la más importante, pues allí ocurre más del 30 % de los homicidios anuales de todo el país. Por lo tanto, el descenso en dicho departamento, donde se encuentra la Ciudad de Guatemala (42 % menos en la cantidad de homicidios), explica más de 2/3 de la reducción total.
A continuación, se presentan los mapas con las tasas por cada 100 mil habitantes de 2019 y 2020 utilizando la población al 30 de junio de cada año. También se presentan los mapas con diferencias absolutas de homicidios y la variación porcentual en la tasa.
Mapas 1 y 2. Tasas de homicidios departamentales 2019 y 2020
Fuente: elaboración propia a partir de datos de PNC y nuevas estimaciones y proyecciones de población, al 30 junio (INE, 2020).
Mapas 3 y 4. Diferencia en cantidad de homicidios y variación porcentual en tasa, 2019 vs 2020
Fuente: elaboración propia a partir de datos de PNC y nuevas estimaciones y proyecciones de población, al 30 junio (INE, 2020).
La caída en la tasa de homicidios en 2020 representa el decimoprimer año de descenso consecutivo para el país, pero ocurre en un año atípico en términos de movilidad y actividad económica, ampliamente restringidas por las medidas sanitarias implementadas para contener la pandemia de COVID19. En ese sentido, deberá profundizarse en el análisis para ver el efecto de los toques de queda los fines de semana, por las tardes y madrugadas, así como las restricciones a la movilidad interdepartamental y la venta de licor, entre otras medidas implementadas por el gobierno, especialmente entre marzo y julio.[2]
En el siguiente gráfico se puede notar que, a simple vista, la evidencia no es tan clara sobre el efecto mensual de las restricciones. Sólo en cinco meses se observa que el promedio diario mensual de homicidios estuvo por debajo del promedio diario anual, pero sólo en tres de esos meses había restricciones estrictas.
Gráfico 4. Guatemala: promedio diario mensual de homicidios por sexo de las víctimas, PNC 2020
Fuente: elaboración propia a partir de datos de PNC.
Debe tomarse en cuenta que en El Salvador también disminuyó la violencia, pero de manera aún más drástica. Cifras preliminares dan cuenta de una reducción de hasta el 45 %. Muy probablemente, nuestro vecino terminará con una tasa levemente por debajo de los 20 homicidios por cada 100 mil habitantes, según Ricardo Sosa, experto en seguridad y criminología. En contraste, en otros países, como los Estados Unidos de América, la violencia homicida se incrementó bajo el contexto de la pandemia, aunque con muy diversas medidas de restricción a la movilidad.
[1] No obstante que las mismas sistemáticamente resultan ser menores a las reportadas por la Policía. Ello por depender de las boletas de defunción que no siempre son llenadas por personas calificadas para eso. Se trata de las estadísticas vitales que siguen los lineamientos de la Clasificación Internacional de Enfermedades, 10ª Revisión (CIE-10). Ver diferencias entre fuentes en nuestra Nota Metodológica No. 1 (2019).
[2] Revisar nuestro análisis al mes de septiembre de 2020 en “Violencia en tiempos de pandemia”.