La importancia de la confianza pública en el gobierno y cómo la innovación pública puede ser una herramienta para mejorar la calidad de las políticas y los servicios públicos.
La confianza pública en el gobierno es un pilar fundamental para la formulación de políticas efectivas en Guatemala. Sin embargo, esta confianza a menudo se ve amenazada por la complejidad de los problemas públicos y la dificultad de encontrar soluciones funcionales. Aquí es donde entra en juego la innovación pública. La innovación pública, a través de la participación ciudadana y la experimentación, puede ser una herramienta poderosa para reconstruir la confianza en las instituciones gubernamentales y, al mismo tiempo, impulsar cambios positivos en el desarrollo del sistema político.
La innovación pública requiere de un enfoque dinámico que aborde los desafíos de manera creativa y eficiente. Al adoptar la innovación, los gobiernos pueden demostrar su capacidad para responder a las necesidades y expectativas de las personas, fortaleciendo así la confianza. Pero, ¿cómo se relacionan exactamente la innovación y la confianza? A lo largo de este texto, entenderemos por innovación pública la generación de nuevos servicios que creen valor para el interés público mediante enfoques novedosos, soluciones útiles y accesibles para las personas, siendo implementadas de manera efectiva y sostenible en la sociedad, como la define el Laboratorio de Gobierno de Chile[1].
Por su parte, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) define la confianza como “la expectativa de una persona acerca de que otra persona o institución actuará de manera consistente con sus expectativas de conducta positiva”. Es decir, en otras palabras, que la confianza ofrece a las personas la certeza de que los individuos y las instituciones se van a comportar de acuerdo con lo esperado, ya sea en una acción específica o en un conjunto de acciones.
En el contexto de las instituciones gubernamentales, la confianza pública es un indicador crucial. Refleja cómo las personas perciben la calidad de sus instituciones y cómo se relacionan con ellas en países democráticos. Cuando los gobiernos logran fortalecer la confianza, se generan concretamente cuatro efectos positivos en cascada. Por un lado, se fomenta el cumplimiento de las políticas establecidas, puesto que las personas están más dispuestas a seguir las normas y regulaciones cuando confían en que el gobierno actuará en su beneficio. Además, la confianza también impulsa la participación ciudadana. Cuando las instituciones inspiran confianza, las personas se sienten motivadas a involucrarse activamente en la toma de decisiones y en la vida política. Asimismo, contribuye con la cohesión social. Cuando confiamos en nuestras instituciones, es más fácil sentirnos parte de una comunidad más unida y cohesionada. Por último, genera legitimidad. Las instituciones que cuentan con la confianza de la ciudadanía tienen una base sólida para ejercer su autoridad y tomar decisiones[2].
Sin embargo, este delicado equilibrio puede verse amenazado por la falta de soluciones efectivas a los problemas públicos. En Guatemala, precisamente esta dificultad para producir resultados tangibles erosiona la confianza pública en el gobierno. Según la última encuesta de Latinobarómetro en el 2023, 47% de los guatemaltecos no tienen “ninguna” confianza hacia el gobierno[3].
Confianza en el gobierno
Fuente: Latinobarómetro 2023
En resumen, la innovación pública y la confianza en las instituciones están intrínsecamente conectadas. La innovación no solo es un medio para mejorar la eficiencia gubernamental, sino también una vía para reconstruir la confianza y construir un sistema político más sólido y más participativo.
La erosión de la confianza y gobernanza ineficaz
La Encuesta de Confianza de la OCDE 202 revela que pocos ciudadanos de los países miembros encuestados perciben oportunidades de participar en la toma de decisiones políticas. Para fomentar un enfoque más inclusivo y democrático en este ámbito y reforzar la confianza en el gobierno, es necesario que las autoridades de los distintos niveles de la burocracia sean proactivas e incentiven la participación ciudadana, herramientas como las asambleas ciudadanas o presupuestos públicos participativos, entre otras que serán presentadas más adelante. Estas interacciones contribuyen a reducir la distancia percibida entre los ciudadanos y los funcionarios públicos, haciendo que el gobierno sea más cercano y accesible para la ciudadanía.
En países como Brasil, la encuesta también demostró que ciertos grupos vulnerables (como las personas en situación de pobreza, las juventudes, las personas con menores niveles de educación y aquellos grupos que enfrentan las condiciones económicas o de seguridad más desfavorables) tienen la menor confianza en las instituciones públicas y sienten con mayor fuerza que el sistema político no funciona para todas las personas[1]. Los niveles de confianza en los gobiernos locales suelen aumentar conforme las personas sienten que tienen voz en las decisiones de la comunidad y a su satisfacción con los servicios administrativos. Mejorar la prestación y la capacidad de respuesta de los servicios públicos es una de las recomendaciones políticas de opiniones expertas, entre otras, en torno a la mejora de la comunicación entre el gobierno y la población. La erosión de la confianza y la gobernanza ineficaz crean una brecha entre el gobierno y la ciudadanía.
La innovación pública: una oportunidad para cerrar la brecha
La erosionada confianza en las instituciones públicas es una realidad que aqueja a Guatemala y a muchos otros países en vías de desarrollo. La corrupción, la falta de transparencia y la ineficacia en la gestión pública son algunos de los factores que han deteriorado la relación entre la ciudadanía y sus instituciones. Ante este panorama, la innovación pública es una herramienta fundamental para reconstruir la confianza perdida. Se trata de un enfoque que busca afrontar problemas y desafíos en el gobierno a través de fomentar la colaboración institucional, promover la apertura al cambio, motivar a servidores públicos, impulsar la experimentación y agilizar los procedimientos burocráticos.
Entre sus indicadores, el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial incluye una medición del desempeño del sector público por país. El sector público de Guatemala, ubicado en el puesto 106 de 141 a nivel mundial, con una puntuación de 41.1/100, enfrenta desafíos en materia de eficiencia y transparencia. Si bien el rubro de la participación electrónica[2] muestra un desarrollo moderado (puesto 89), aún hay un margen de mejora[3] en cuanto a la agilización de regulaciones, la eficiencia del sistema legal y ampliar la participación electrónica. Por ejemplo, el uso de la Inteligencia Artificial en los gobiernos es una ventana de oportunidad para transformar la administración pública al automatizar procesos e incrementar la eficiencia administrativa, por ejemplo. sin embargo, la burocracia guatemalteca aún está lejos de esa ola.
A pesar de que la digitalización y la tecnología suelen estar asociadas a la innovación, esta va más allá de eso. La transformación gubernamental debe comenzar con las personas y sus problemas, y no precisamente con soluciones predeterminadas basadas en la última moda tecnológica del GovTech.[4] Las innovaciones digitales, el análisis de datos y las percepciones conductuales no son un fin en sí mismos, sino más bien un medio para que las personas comprendan y aborden mejor los desafíos actuales. Además, el desarrollo de estándares y directrices de políticas es especialmente necesario para el uso adecuado de tecnologías emergentes en el sector público, en particular en lo que respecta a la Inteligencia Artificial. Algunos países están desarrollando e implementando estándares éticos específicos con este fin, dirigidos a permitir que el público comprenda y supervise mejor el uso y funcionamiento de algoritmos y datos por parte de las agencias gubernamentales.
La innovación pública puede fortalecer la confianza en las instituciones de diversas maneras, desde mejorar la participación e inclusión a través de involucrar a la ciudadanía en la toma de decisiones hasta la prestación de servicios públicos. El uso de metodologías innovadoras para el diseño y mejora de servicios en los gobiernos más cercanos a la población, como los gobiernos locales, es ejemplo de ello. También surge como una vía para promover la transparencia y la rendición de cuentas al hacer que los procesos gubernamentales sean más abiertos y accesibles al escrutinio público.
Sin embargo, todo esto es relevante en la medida que las soluciones verdaderamente atiendan mejor las necesidades de la población. Los enfoques participativos en la formulación de políticas pueden ayudar a mitigar los sesgos de los funcionarios y a fortalecer las relaciones entre la ciudadanía y las personas tomadoras de decisión. El problema persiste en la medida que los diseños se ejecutan a conveniencia de los burócratas (más allá de los riesgos de corrupción). Al respecto, las consultas públicas y talleres participativos, las iniciativas de datos abiertos y mecanismos de retroalimentación ciudadana, las plataformas tecnológicas cívicas y herramientas en línea para la participación, entre otras acciones, son solo algunos de los mecanismos que pueden ser utilizados para cerrar las brechas de confianza en las instituciones públicas.
Laboratorios de gobierno – los catalizadores de la innovación pública
Los laboratorios enfocados en innovación pública han fungido como un espacio catalizador de los procesos de innovación que prestan servicios dentro y para las unidades de gobierno. Se considera que el primer laboratorio de innovación pública gubernamental comenzó en el Reino Unido con el establecimiento del Servicio Digital del Gobierno (GDS, por sus siglas en inglés). El GDS fue fundado en 2011 y desempeñó un papel fundamental en impulsar la transformación digital y la innovación en varios departamentos y agencias gubernamentales. Su objetivo era mejorar los servicios públicos, aumentar la participación ciudadana y promover la eficiencia mediante el uso de tecnología y enfoques innovadores. El éxito del Laboratorio de Innovación del Gobierno del Reino Unido ha inspirado el establecimiento de iniciativas similares en otros países de todo el mundo.
Los laboratorios de innovación, especialmente aquellos enfocados en el ámbito público, donde las políticas y sus implementadores son actores clave, buscan fortalecer la capacidad de los gobiernos para gestionar amenazas y oportunidades emergentes, ofreciendo respuestas sostenibles, inclusivas y proactivas a las necesidades y expectativas de la ciudadanía.
El término «Laboratorio» puede referirse tanto al espacio físico, a los equipos interdisciplinarios, a los conjuntos de métodos y prácticas, o a los períodos que estructuran y materializan sus actividades. Estos laboratorios pueden integrarse en diversos sectores gubernamentales, ubicarse en el centro del gobierno o funcionar sin límites administrativos.[5] En ese sentido, un análisis cualitativo de 137 casos en 37 países por el Observatorio de Innovación en el Sector Público reveló que estos surgen en respuesta a cuestionar “la forma de siempre de generar soluciones” a problemas o retos y por ende se convierten en un espacio seguro de experimentación.[6]
Un ejemplo en la región es el Laboratorio de Innovación Pública (iBo) de la ciudad de Bogotá en Colombia. A través del iBo se creó un registro único de cuidadoras para mejorar la calidad de servicios públicos destinados a esta población, desde recursos de educación, formación técnica, ejercicio, entre otros. Este fue acompañado por recursos digitales como chatbots, bases de datos en vivo y tableros para el monitoreo de beneficiarios en vivo en los centros de atención de la ciudad[7]. El Laboratorio de Gobierno de Chile, por otro lado, dependiente del Ministerio de Hacienda, lleva 10 años de existencia. Uno de sus casos de éxito se realizó a través de un concurso de innovación abierta con el reto de acercar la salud a las personas y descongestionar los centros de salud. Así, su proyecto llamado DART, permite al sistema de salud pública multiplicar su capacidad, abaratar costos y aportar en la prevención de retinopatía diabética para una población de 1.5 millones a través de telemedicina[8].
Los laboratorios de innovación comparten la característica de ser agentes de cambio orientados a un propósito: generar, escalar y/o diseminar la innovación en el sector público y en iniciativas de reforma asociadas mediante acciones tangibles y prácticas. Si bien los propósitos de un laboratorio pueden ser diversos, investigaciones recientes resaltan la importancia de definirlos claramente por motivos de diseño, estudio y evaluación. Además, el propósito debe alinearse con las prioridades generales del gobierno y comunicarse de manera clara a tomadores de decisiones, partes interesadas, beneficiarios y la ciudadanía en general.
En conclusión
El vínculo entre la innovación pública y la confianza en las instituciones del Estado evidencian el rol que uno tiene en la existencia del otro, ambos como impulsores de la legitimidad democrática de un sistema. Necesitamos mejores soluciones y, aún con más urgencia, nuevos métodos para llegar a esas soluciones con regularidad y éxito consistentes. Estos métodos incluyen la definición del problema, el diseño participativo, las habilidades de análisis de datos, el pensamiento basado en evidencia, la innovación abierta y la implementación colaborativa. Esto se debe realizar con el objetivo de poner a las personas en el centro, como participantes de la toma de decisión y el diseño de servicios públicos, más allá de sólo relegarlas como consumidores sujetos a ser receptores pasivos del buen o mal funcionamiento de la burocracia.
Promover una «cultura de innovación» en todo el servicio público y mejorar la capacitación en innovación de ese sector son aspectos clave para fortalecer la confianza pública, fundamental para un gobierno sólido y una democracia robusta.[9] Aunque, a menudo, el sector público ha mostrado renuencia a abrazar el cambio, es importante que asuma que un enfoque centrado en la constante prueba y mejora de los servicios, ya que esto podría ser determinante para reconstruir la confianza de la ciudadanía y demostrar que las instituciones son adaptables y eficaces.
Para Guatemala, el nuevo gobierno es una oportunidad para fomentar este cambio en la cultura de la administración pública. Los potenciales índices de aceptación del Presidente Bernardo Arévalo son un buen impulso a su favor, que puede aprovecharse para avanzar en diálogos a profundidad con diversos sectores que históricamente han desconfiado de las administraciones. Fomentar la interacción y la participación de la ciudadanía en las políticas públicas se ha vuelto indispensable para lograr iniciativas que respondan efectivamente a las necesidades de la población.
[1] Laboratorio de Gobierno Chile. https://www.lab.gob.cl/innovacion-publica (Accedido el 11 de febrero del 2024)
[2] OCDE. 2021. “Generar Confianza para Fortalecer la Democracia”. https://www.oecd.org/governance/trust-in-government/oecd-trust-survey-main-findings-es.pdf (Accedido en 1 de febrero del 2024).
[3] Latinobarómetro 2023. “Confianza en el Gobierno”. https://www.latinobarometro.org/latOnline.jsp (Accedido en 11 de febrero del 2024).
[4] OCDE. 2021. “Drivers of Trust in Public Institutions in Brazil”. Disponible en: https://www.oecd-ilibrary.org/sites/fb0e1896-en/index.html?itemId=/content/publication/fb0e1896-en
[5] Se define como se refiere al uso de tecnologías digitales para involucrar a los ciudadanos en la toma de decisiones gubernamentales. Esta forma de participación incluye la utilización de plataformas en línea, aplicaciones móviles y redes sociales para facilitar la comunicación, la consulta y la colaboración entre los ciudadanos y las instituciones públicas. (WEF, 2019)
[6] Foro Económico Mundial. 2019. “Reporte de Competitividad Global 2019”. https://www3.weforum.org/docs/WEF_TheGlobalCompetitivenessReport2019.pdf (Accedido el 1 de febrero del 2024)
[7] El GovTech es un enfoque de innovación pública que responde a la necesidad de una transformación digital por parte de las administraciones públicas en un mundo globalizado.
[8] Lindsay Cole, 2021, “A framework to conceptualize innovation purpose in public sector innovation labs”, Policy Design and Practice. https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/25741292.2021.2007619 (Accedido el 2 de febrero del 2024)
[9] OPSI. “Innovation labs through the looking glass”. https://oecd-opsi.org/blog/innovation-labs-through-the-looking-glass/ (Accedido el 2 de febrero del 2024).
[10] Alcaldía Mayor de Bogotá DC. 2023. https://tic.bogota.gov.co/node/487 (Accedido el 5 de febrero del 2024).
[11] Yosif, Roman. “Laboratorio de Gobierno”. https://www.cepal.org/sites/default/files/events/files/yosif_-_presentation1.pdf (Accedido el 5 de febrero del 2024).
[12] OECD. 2021. “An updated OECD framework on drivers of trust in public institutions to meet current and future challenges”. https://www.oecd-ilibrary.org/governance/an-updated-oecd-framework-on-drivers-of-trust-in-public-institutions-to-meet-current-and-future-challenges_b6c5478c-en (Accedido el 4 de febrero del 2024).