Canto contra el pesimismo chapín…

Por Eduardo Fernández
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Los análisis generalmente han hecho hincapié en la poca participación, la baja calidad institucional, los retos asociados a la violencia no política, la fuerza que poseen las estructuras criminales, etc. Poco se ha hablado de la sociedad civil y de la probabilidad de que esta se movilizase poniendo “contra las cuerdas” a toda la élite política. Obviamente, la explosión de los jóvenes, del mundo rural y urbano, en definitiva la explosión de los ciudadanos, no hubiese tenido lugar sin la introducción en el juego político guatemalteco de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).

Cuando, hace apenas cuatro meses, repasábamos los trabajos desarrollados por los grandes politólogos observábamos una características común para todos ellos: Su pesimismo. Hace diez años, al igual que hace seis meses, para muchos la consolidación democrática parecía imposible. La democracia estaba en riesgo constante. Un claro ejemplo de lo anterior es el trabajo desarrollado por Mitchell A. Seligson para el manual coordinado por Scott Mainwaring y Frances Hagopian The Third Way of Democratization in Latin America. Advances and Setbacks[1]El capítulo de Seligson, profesor de Ciencia Política y Sociología en la prestigiosa University of Vanderbilt, llevaba por título Democracy on Ice. The Multiple Challenges of Guatemala´s Peace Process.

La hipótesis del autor era clara. A lo largo de su escrito asociaba el aumento de la calidad democrática al cumplimiento de los Acuerdos de Paz firmados en 1996. El incumplimiento de los mismos, evidente en muchas áreas, generaba un problema para el sistema político guatemalteco que dificultaba la tan ansiada mejora.

Bajo esta lógica, si consolidar parece difícil, edificar un sistema político de calidad es sencillamente imposible. Un detalle esencial en este trabajo, que confirma lo expuesto líneas atrás, es el uso del Fitzgibbon Johnson Study of Opinions of Latin Americanist[2]. En el año 2000, para algunos de los mejores especialistas en estudios latinoamericanos, Guatemala era el país -seguido de Haití- con peores perspectivas de la región.

Quince años después, a nivel político la situación no parece la indicada por Seligson y por los latinoamericanistas del Fitzgibbon Johnson Study. Es cierto que gran parte de los Acuerdos de Paz no han sido cumplidos pero nadie puede dudar de la resistencia de la joven democracia guatemalteca y de la mejora en algunos ámbitos. El sistema ha sido capaz de resistir un golpe de Estado, una movilización social violenta –el jueves negro-, un asesinato problemático que puso en jaque al gobierno de Álvaro Colom –hablamos del famoso caso Rosenberg- y por último, la crisis más importante del sistema protagonizada por Roxana Baldetti y Otto Pérez Molina. A pesar de sus debilidades, la arquitectura político institucional ha mantenido el tipo y los derechos y libertades civiles han permanecido en pie.

Esa capacidad de resistencia hace que podamos, a pesar de las dificultades y sin temor a equivocarnos, seguir denominando a Guatemala una democracia liberal. El famoso artículo de Mitchell Seligson indicaba que las posibilidades de que surgiese un conflicto étnico en el país eran altas… Que, además, la cultura política era extremadamente autoritaria y la lógica electoral y política demasiado problemática. Todo ello se dificultaba gracias al aumento de la violencia no política. El movimiento social inaugurado en abril de 2015 parece haber disuelto parcialmente dichos problemas pero debemos ser conscientes de que los retos siguen ahí…

Guatemala es un país políticamente fragmentado. Según Javier Brolo –lo presenta en su trabajo El tamaño importa. Variaciones por distrito en elecciones legislativas en Guatemala (1984-2011)-, Guatemala es un país con 5.5 partidos relevantes. La media para América Latina, la región con mayor fragmentación, es de 4.5[3]. Puede ser un una virtud pero es evidente que países con una elevada fragmentación no funcionan bien y pueden tener problemas en el ámbito de la gobernabilidad.

En relación a la cultura política autoritaria debemos indicar que, a pesar de que Guatemala tiene un alto índice de apoyo a un sistema autoritario, existe luz al final del camino. El Latinobarómetro nos orienta en ese sentido. Cuando se pregunta sobre liderazgos fuertes y partidos únicos las respuestas de los ciudadanos son altamente preocupantes. La gráfica uno muestra –para el año 2013- la opinión que los ciudadanos guatemaltecos poseen respecto de un liderazgo fuerte.

Gráfica 1. Pregunta Latinobarómetro para Guatemala. Grado de acuerdo: Hace falta un líder decidido que se ponga a resolver los problemas.

Fuente. Latinobarómetro 2013. Para más información ver http://www.latinobarometro.org/latOnline.jsp

Casi un 85% de los encuestados desean un líder fuerte –situándose entre el muy de acuerdo y de acuerdo- que solucione los problemas del país. ¿Caldo de cultivo populista? Usted decide…

La gráfica 2 evidencia que, sin embargo, muchos guatemaltecos consideran que el país no debe ser gobernado por un solo partido… Cuando se les pregunta si sólo se le debería permitir a un partido participar en las elecciones el 80% de los encuestados se posiciona entre desacuerdo y muy en desacuerdo. Claramente hay una defensa del pluralismo que se evidencia cuando pasamos a la pregunta sobre la defensa de la democracia.

Gráfica 2. Pregunta Latinobarómetro para Guatemala. Se debería permitir sólo un partido en las elecciones.

 Fuente. Latinobarómetro 2013. Para más información ver http://www.latinobarometro.org/latOnline.jsp

La gráfica 3 presenta los datos para 2013 ante la pregunta churchiliana sobre la democracia. Cuando se afronta la afirmación de: La democracia puede tener problemas, pero es el mejor sistema de gobierno, un 75% de la ciudadanía considera estar muy de acuerdo o de acuerdo con la afirmación. Estos resultados no deben tranquilizarnos pues hay un 19% de encuestados que responden a dicha afirmación estando en desacuerdo o muy en desacuerdo. De todas formas, como es evidente, la cifra está posicionada claramente a favor de la democracia.

Gráfica 3. Pregunta Latinobarómetro para Guatemala. La democracia puede tener problemas, pero es el mejor sistema de gobierno. Porcentajes en la respuesta.

Fuente. Latinobarómetro 2013. Para más información ver http://www.latinobarometro.org/latOnline.jsp

Estos datos muestran que, por el momento, la democracia sigue siendo el sistema de gobierno preferido por los guatemaltecos. Eso, a pesar de los bajos resultados que el sistema ha generado para amplias capas de la población desde su nacimiento hace ya treinta años.

En relación a la violencia no política, otro de los temas importantes, nuevamente podemos ver luz al final del túnel… Los análisis del amigo y colega Carlos Mendoza han sido claros en ese sentido. La violencia no política no ha dejado de bajar desde el año 2008. Las razones pueden ser variadas y quizás se requiera más investigación en ese sentido pero tenemos una conclusión clara: Los crímenes descienden.

La gráfica 4 presenta una curva a la baja. Si la tendencia siguiese así, el país superaría uno de los grandes escollos en su camino hacia la verdadera consolidación.

 Gráfica 4. Evolución de la violencia homicida en Guatemala.

Fuente: Mendoza, Carlos (2014). “Ministros de gobernación: ¿Héroes o villanos?”. En Plaza Pública, 16 de junio de 2014. Ver: http://www.plazapublica.com.gt/content/ministros-de-gobernacion-heroes-o-villanos

Nadie niega que no haya retos. Existen problemas en el ámbito del desarrollo humano, existen problemas en relación a la libertad económica y nuestro posicionamiento en el mercado global, pero los últimos acontecimientos y una serie de datos en defensa de la democracia, en relación a los homicidios, etc., dibujan un escenario más optimista de lo que podría parecer revisando alguna literatura.

El propio Seligson señalaba en su trabajo el aumento de la participación ciudadana. A día de hoy, no parecen existir dudas de que, a pesar de los problemas, la inclusividad del sistema de no ha dejado de aumentar con el paso del tiempo. Guatemala tiene futuro y este futuro está, lo han evidenciado los acontecimientos, en una generación de jóvenes que critica lo que no le gusta. Sólo falta abrir espacios de diálogo para que, entre todos, podamos construir el futuro diseñando mejores instituciones y mejorando con ello la calidad de nuestro joven sistema democrático.

[1] Todo aquel interesado en leer el artículo puede encontrar el mismo en http://ebooks.cambridge.org/chapter.jsf?bid=CBO9780511791116&cid=CBO9780511791116A019&tabName=Chapter

[2] El informe se puede encontrar completo en: http://www2.kenyon.edu/Depts/PSci/Fac/klesner/fitzgibbon/Kelly_LASA_Forum_2002.pdf

[3] Ver página 18 del citado documento. Se puede encontrar en: https://javierbrolo.files.wordpress.com/2012/07/el-tamano-importa.pdf

Eduardo Fernández

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