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Guatemala: Desafíos para la Participación Electoral en 2023 (Parte 2)

Por Marco Robbles
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El padrón para las Elecciones 2019 era de 8.15 millones, incluyendo a los 63,695 guatemaltecos residentes en el extranjero.  Durante la primera vuelta acudieron a las urnas 6 de cada 10 de los ciudadanos habilitados para hacerlo, pero en la segunda vuelta únicamente 4 de cada 10. En el análisis previo, vimos los porcentajes de quienes sí asistieron. No obstante, para tener un panorama completo sobre el comportamiento del electorado es necesario ver también a quienes decidieron no votar y tratar de entender sus motivaciones. También es indispensable tener una perspectiva histórica del comportamiento. ¿Votar o no votar? He ahí el dilema.

En Guatemala, durante la era democrática que está desfalleciendo, nunca alguien ha ganado la presidencia de la república con la mayoría absoluta de los votos en primera vuelta. Siempre ha sido necesario ir a una segunda vuelta para obtener la legitimidad que otorga una mayoría entre las dos opciones preferidas. No obstante, siempre votan menos ciudadanos en ese momento decisivo. Aquí los porcentajes de la participación en cada elección, según la vuelta correspondiente, desde 1985 a 2019:

 

Gráfico 1. Participación en primeras y segundas vueltas electorales, 1985-2019.

Porcentaje respecto al total de inscritos en el padrón

Fuentes: elaboración propia a partir de Boneo y Torres-Rivas (2001), Sáenz de Tejada (2015), y TSE (varios años). Para las verificaciones se utilizó IDEA (2002) y Nohlen (2005) vol. 1, p. 324.

Las diferencias, en puntos porcentuales, entre una y otra vuelta son las siguientes, resaltando la elección más reciente como aquella donde hubo mayor desencanto para participar en una segunda vuelta, pues casi un tercio de los que acudieron a la primera convocatoria ya no se interesó en volver, es decir, hubo 1.55 millones menos de votantes:

 

Gráfico 2. Diferencia en puntos porcentuales entre vueltas electorales, 1985-2019.

Fuente: elaboración propia a partir de las fuentes antes citadas.

 

Asistencia y ausencia en Elecciones Generales 2019

Respecto a la elección más reciente, la segunda vuelta se realizó el domingo 11 de agosto de 2019, es decir, a menos de dos meses de distancia de la primera vuelta (16 de junio de 2019). ¿Cómo se comportó el electorado ese día según sexo, alfabetismo y rango de edad, de acuerdo con las estadísticas recién procesadas por el Tribunal Supremo Electoral (TSE)? ¿Cómo se diferencia de la primera jornada electoral?

Por sexo y alfabetismo

Las mujeres disminuyeron más en su participación, respecto a la primera vuelta, comparadas con los hombres. De la misma manera, los analfabetas llegaron en menor cantidad a la segunda vuelta, comparados con los que sí saben leer y escribir.

 

Gráficos 3. Porcentaje de participación por sexo según vuelta, 2019.

Gráficos 4. Porcentaje de participación por alfabetismo según vuelta, 2019.

Fuente: elaboración propia a partir de datos del TSE.

 

Por rangos de edad

 

Gráfico 5. Porcentaje de participación por rango de edad según vuelta, 2019.

 

Fuente: elaboración propia a partir de datos del TSE.

Es evidente que entre mayor edad menos deserción en la segunda vuelta, esto medido en puntos porcentuales de diferencia, como se muestra a continuación:

 

Gráfico 6. Diferencia en puntos porcentuales entre vueltas según rango de edad, 2019.

Fuente: elaboración propia a partir de datos del TSE.

Los 25 puntos porcentuales de reducción para los votantes más jóvenes implican que se cayó su asistencia de 7 a 4 de cada 10. Para los de mayor edad, la caída de 13 puntos significó que en participación pasaron de 5 a 3 de cada 10.

¿Por qué decae la participación en segundas vueltas?

La explicación más sencilla podría ser la falta de interés en la contienda presidencial entre sólo dos candidaturas, pues ya se han decidido en primera vuelta los cargos para la autoridad local y las representaciones distritales al Congreso de la República. Por lo tanto, las dos opciones en competencia por la presidencia no siempre motivan al electorado para movilizarse nuevamente. No necesariamente reflejan sus preferencias, o ambas son percibidas como indiferenciables la una de la otra. Pero ¿qué datos tenemos disponibles para evaluar esta hipótesis? En el caso específico de los jóvenes, entre 18-30 años, ¿por qué son quienes más se ausentan de la segunda vuelta? Explorar las más recientes encuestas de opinión pública podría ser de utilidad. Lamentablemente, sólo contamos con datos agregados y no con las respectivas bases de datos para hacer cruces más precisos.

Razones para no asistir a las urnas

La Fundación Libertad y Desarrollo financió una encuesta de opinión pública realizada por CID-Gallup en junio de 2019, en la cual se preguntó a las personas si asistirían a votar y la razón por la cual no lo harían, si esa era su respuesta.[1] El 60% de quienes dijeron que NO asistirían dieron como explicación que “todos los candidatos son iguales”, el 14% dijo que “no le interesa la política”, el 10% porque “de nada sirve ir a votar”, 9% porque “el candidato por el que quería votar no participará”, sólo el 4% dijo que “me queda muy lejos el lugar donde me toca votar”, y el restante 3% dio otras razones. Algo interesante, pero que no parece que haya afectado la participación, es que sólo un 32% de los encuestados percibía que serían elecciones limpias, mientras que un 31% pensaba que podría haber fraude electoral, y un 20% que serían elecciones cuestionadas porque no dejaron participar a varios candidatos.[2]

Curiosamente, de las principales razones dadas por los encuestados para no asistir a las urnas, los potenciales votantes de 18-24 años sólo sobrepasan el porcentaje nacional en la cuarta razón: “el candidato por el que quería votar no participará”. La diferencia fue superior a los seis puntos porcentuales (15.4% vs 9.3%). Esto es revelador, pues podría estar explicando también por qué son los más jóvenes los que dejan de asistir en mayor proporción en la segunda vuelta: ya no se sienten representados por las dos candidaturas finalistas. Contrario a lo que se piensa comúnmente, el mayor desinterés en la política lo presentaron las personas de 40 años o más (17.5% vs 10.9% de los más jóvenes). Mientras que la falta de diferenciación entre las candidaturas es el principal problema para los adultos jóvenes entre 25-39 años (64.3% vs 53.0% de los más jóvenes).

En julio de 2019, la Fundación Libertad y Desarrollo volvió a patrocinar una encuesta previo a la segunda vuelta, nuevamente con el apoyo de CID-Gallup. Se le preguntó a los encuestados si fueron a votar el pasado 16 de junio y la razón por la que no fueron a votar para quienes así lo reportaron. Un 64.8% confesó su ausencia, ahora sí en el margen de error aceptable. El 35.2% que se ausentó dio las siguientes razones: “Tuve que trabajar ese día” 30.8%, “Vivo muy lejos del lugar en donde me toca votar” 29.6%, “No tenía los documentos necesarios para ir a votar” 20.1% y, finalmente, “No me interesa ir a votar” 19.4%. Los más jóvenes tuvieron porcentajes mayores que el dato global en dos respuestas: necesidad de trabajar (33.5%) y falta de interés (22.1%).[3] Esto refleja algunas inconsistencias con la encuesta previa a la primera vuelta, pues en ella no apareció la barrera económica como impedimento (las elecciones se hacen un domingo para facilitar el voto, pero ciertamente hay personas que necesitan trabajar todos los días de la semana para procurarse un ingreso mínimo). Por otro lado, sobre la falta de interés la diferencia entre ambas encuestas es de once puntos porcentuales, muy amplia para ser ignorada. Es posible que en los días previos se haya duplicado el desinterés, pero habría que explicar por qué (aunque sabemos que no es una encuesta de panel que siga a los mismos individuos, sino que se trata de muestras distintas). Como dato curioso, los que más reportaron no poder votar por falta de documento (asumimos que se refieren al DPI) fueron los mayores de 40 años (23.5% vs 13.3% de los más jóvenes). ¿Por qué? ¿Lo perdieron, o se lo robaron?

La encuesta de julio también sobreestimó la asistencia a la segunda vuelta, pues 51.5% dijo que acudiría, pero en realidad sólo llegó el 42%. Así que estamos hablando de diez puntos de diferencia. Ahora el 51.3% de los que dijeron que no participarían expresaron que era porque ninguno de los candidatos les parecía adecuado, o no sirve de nada votar (11.6%), o no les interesa la política (8.3%). Un 5% explicita que no votaría por falta de DPI. Un 16.8% por lejanía del centro de votación y un 3.9% por falta de tiempo o trabajo. Nuevamente, se observan algunas inconsistencias con respuestas en la encuesta preelectoral y excusas de inasistencia en primera vuelta. Pero lo que nos interesa son las respuestas de los más jóvenes, en las que sobresalen: “de nada sirve ir a votar” (18.5%), lejanía del lugar (17.8%) y falta de tiempo (4.3%). Muy probablemente, el perfil de los jóvenes que ven fútil el esfuerzo es de hombres con educación secundaria del área metropolitana, quienes votaron por otras candidaturas que no pasaron a segunda vuelta.

 

Conclusión

Se necesita profundizar en los argumentos de los jóvenes sobre los incentivos y los desincentivos para participar en las elecciones. Para ello, es necesario hacer grupos focales con jóvenes de distintas regiones y pueblos/culturas del país y diseñar cuestionarios apropiados para una encuesta representativa a nivel nacional. De hecho, ya es tiempo de una encuesta nacional de juventud como la realizada en 2011. A partir de esta información deben procurarse campañas de empadronamiento masivo, primero; y luego para motivar la asistencia el día de las elecciones. Si la sociedad, en general, y el TSE, en particular, no logramos movilizar el voto joven, estaremos condenandolos a un país sin futuro.

Bibliografía

Boneo, Horacio y Edelberto Torres-Rivas (2001). ¿Por qué no votan los guatemaltecos? Estudio de participación y abstención electoral. Guatemala: F&G Editores.

Fundación Libertad y Desarrollo (junio 2019). Estudio de Opinión Pública realizado por CID-Gallup. Informe Gráfico.

Fundación Libertad y Desarrollo (julio 2019). Estudio de Opinión Pública realizado por CID-Gallup. Cuadros Estadísticos.

Nohlen, Dieter, Ed. (2005). Elections in the Americas. A Data Handbook. Vol. 1, North America, Central America, and the Caribbean. Oxford University Press.

López Pintor, Rafael & Maria Gratschew, Eds. (2002). Voter Turnout since 1945: A Global Report. Institute for Democracy and Electoral Assistance -IDEA.

Sáenz de Tejada, Ricardo (2015). Democracia y elecciones en Guatemala, 1984-2011. Guatemala: URL, Editorial Cara Parens.

Tribunal Supremo Electoral (varios años). Memorias Electorales. Guatemala: TSE.

 

[1] Según dicha encuesta, el 67% sí asistiría, pero finalmente sólo asistió el 62%. Por lo tanto, se superó el margen de error de la encuesta (+/- 2.8 puntos). Esto podría explicarse por una sobreestimación común que parecen estar haciendo todas las empresas encuestadoras, al calcular su muestra con base en la población joven proyectada por el INE, y no a la que está realmente inscrita en el padrón. En este caso la encuesta le daba un peso de 19% a los jóvenes entre 18-24 años, pero en el padrón sólo pesaban 12%. Mientras que a los votantes de 45 años en adelante la encuesta les subestimó, dándoles peso de 30% mientras que en el padrón eran el 38%. En el caso de la población de 25-44 años no había discrepancia (50%). Justamente para el grupo más joven, la encuesta revelaba una intención del 73% para acudir a las urnas.

[2] Un 17% no respondió a la pregunta sobre percepción respecto a la limpieza de las elecciones. Las tablas de resultados no permiten distinguir entre los que pensaban asistir y los que no lo harían (n = 1,204).

[3] Debido a que no contamos con las bases de datos para hacer los cruces necesarios para profundizar en el perfil de los ausentes, sólo podemos especular con las tablas disponibles que esos jóvenes sin interés en la política son muy probablemente mujeres con educación secundaria de áreas rurales. Así como podemos intuir que los que no asistieron por trabajo fueron hombres con educación primaria del área metropolitana.

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Carlos Mendoza

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