La Asociación Civil DIÁLOGOS presentó su Informe sobre la Violencia Homicida al 30 de abril del 2018. Su principal conclusión es que Guatemala logró llegar a los 24.5 homicidios por cada 100 mil habitantes. El mínimo histórico registrado por la Policía Nacional Civil (PNC) ha sido 24 por 100 mil en el año 1999. Por lo tanto, seguimos en la senda positiva hacia un noveno año de descenso en la violencia homicida. Son relevantes los descensos en la tasa de muertes por armas de fuego (79% del total de homicidios, disminución del 51% desde septiembre 2009) y armas blancas (10% del total, lo que más ha bajado desde su punto máximo en agosto 2006: 55% menos).
Tendencia a la baja es confirmada por datos independientes, a partir de las necropsias del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF). Según datos de PNC hemos disminuido un 47% respecto del año más violento (2009), mientras que según registros del INACIF es un 39% menos. INACIF no distingue entre homicidios, suicidios y accidentes de muertes posiblemente relacionadas con hechos criminales. Por otro lado, la PNC no actualiza sus estadísticas de heridos en la escena del crimen, quienes luego mueren en los centros de atención médica.
La violencia homicida está disminuyendo, tanto para hombres (51%) como para mujeres (35%), pero es más notoria y acelerada la caída para los primeros. En cuanto a la geografía de la violencia, predomina el departamento de Guatemala: vive allí el 21% de la población, pero ocurre el mismo un 38% de todos los homicidios del país. Es ahora también el de mayor tasa por cada 100 mil habitantes (casi 50, el doble de la tasa nacional). Le siguen de muy cerca Escuintla (49), Chiquimula (48) y Zacapa (47). En la región pacífica del Altiplano Occidental sobresalen Quiché (2), Totonicapán (3) y Sololá (4).
Para comprender las causas del descenso en la violencia homicida de Guatemala, debemos ubicar primero dónde ocurrió tal diminución. El Petén es uno de los departamentos con mayor descenso en violencia. Le siguen Jutiapa, Izabal y Escuintla. Pero el que más contribuye al descenso total es el departamento de Guatemala por su importancia relativa.
Es indispensable medir constantemente la tasa de homicidios y evaluar las políticas de seguridad y prevención. No obstante, el punto de referencia elegido es crucial para evaluar los resultados de las intervenciones. La violencia homicida conviene medirla como un continuo, y no de manera segmentada en períodos de tiempo. Evaluar determinado mes de este año contra el mismo del año pasado ignora lo ocurrido entre ambas mediciones y nos
lleva a conclusiones erróneas. Asume que hay un comportamiento estacional (ocurre lo mismo en las mismas fechas del año).
La tasa de violencia homicida se comporta, en el corto plazo, con ciclos a la baja y al alza. Recientemente, se ven ciclos más cortos y a niveles más bajos. Se compensan (cancelan) entre sí. Desconocemos las causas que provocan un ciclo u otro y qué explica su duración.
Ante esta falta de conocimiento, DIÁLOGOS recomienda lo siguiente:
- Ahora que MINGOB ha presentado borrador de propuesta para Política de Datos Abiertos del Gobierno, es importante que el Ministerio asuma el liderazgo liberando datos de la PNC sobre violencia homicida.
- Sociedad Civil, especialmente la academia y los tanques de pensamiento, puede contribuir a comprender las causas de la violencia homicida y conocer las políticas que (no) funcionan.
- Además de medir mejor la violencia homicida, debemos avanzar en el conocimiento de las variables explicativas. Para ello, se requiere de un esfuerzo multi-sectorial e investigación de largo plazo.
- La reactivación del Observatorio del Gasto Público en el MINFIN serían un buen inicio para evaluar cuantitativamente los efectos de las políticas públicas de seguridad y prevención en general.
ARCHIVOS ADJUNTOS
Adjunto | Tamaño |
---|---|
Comunicado-de-Prensa-17mayo2018-Informe-de-Violencia-Homicida-al-30-abril-2018.pdf | 103.4 KB |