Los datos lo dicen: las restricciones a la movilidad protegen al sistema de salud

Por Marco Robbles
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Según datos de la PNC, gracias a las restricciones a la movilidad durante 2020 disminuyeron los casos de violencia y de accidentes de tránsito. Esto impactó de forma positiva en el sistema de salud. Con menos víctimas para atender por estos hechos, quedó más espacio para pacientes de COVID-19. Son medidas necesarias para atender la emergencia sanitaria, pero no como estrategia de seguridad ciudadana. 

El 3 de septiembre apareció en el Diario de Centro América el Decreto Gubernativo No. 8-2021 del nuevo estado de Calamidad propuesto por el Gobierno. “Se limita por razones de salud pública la libertad de locomoción entre las 20:00 horas del día a las 4:00 horas del día siguiente, permaneciendo los habitantes en ese horario en el lugar de residencia”, dice el documento. Agrega que esa disposición de ocho horas de encierro estará vigente del sábado 4 de septiembre a las 20 horas al viernes 1 de octubre a las 24 horas, en todo el territorio nacional. Tendrá una duración de 28 días.

Cuando anunció el estado de Calamidad, el presidente Alejandro Giammattei dijo que “las restricciones de movilidad nos permiten dar un respiro al sistema hospitalario que, estando ya colapsado, se ve presionado por los ingresos de personas que han sufrido accidentes de tránsito o son víctimas de heridas por distintos tipos de armas, entre otras causas que aumentan su incidencia en horario nocturno”.

¿Qué nos dicen los datos de la Policía Nacional Civil (PNC) al respecto? ¿Hay evidencia que respalde esa afirmación? ¿Qué efecto podemos esperar de las restricciones de la movilidad en el horario establecido?

Tomando como referencia las estadísticas de la PNC sobre víctimas por violencia en los años prepandemia, de 2016 a 2019, sabemos que entre las 8 de la noche y las 4 de la madrugada ocurre el 41 % de los hechos violentos. Incluye homicidios y heridas que luego pueden ser muertes en los hospitales. El pico de víctimas hombres se da justo a las 8 de la noche, aunque en realidad la violencia aumenta a partir de las cinco 5 de la tarde y cae después de la media noche.

Fuente: elaboración propia a partir de las bases de datos publicadas por el INE sobre Hechos Delictivos, PNC (2016-2019) disponibles en Internet: https://www.ine.gob.gt/ine/estadisticas/bases-de-datos/hechos-delictivos/

De hecho, según la tendencia que muestran los datos al sumarse la cantidad de víctimas que se registran cada tres horas, el horario más adecuado para imponer restricciones a la movilidad sería de 5pm a 1am, pues así se cubre el 52% de los hechos violentos de acuerdo con el comportamiento prepandemia:

Fuente: elaboración propia a partir de las bases de datos publicadas por el INE sobre Hechos Delictivos, PNC (2016-2019) disponibles en Internet: https://www.ine.gob.gt/ine/estadisticas/bases-de-datos/hechos-delictivos/

El pico de los accidentes de tránsito es también a las 8 de la noche. En el período contemplado por el decreto gubernativo ocurre el 32 % de los casos donde resulta algún fallecido o herido por estos incidentes. No obstante, si el horario de restricciones fuese de 4 de la tarde hasta la media noche, se puede evitar hasta el 45 % de los casos.

Fuente: elaboración propia a partir de las bases de datos publicadas por el INE sobre Accidentes de Tránsito, PNC (2016-2019) disponibles en Internet: https://www.ine.gob.gt/ine/estadisticas/bases-de-datos/accidentes-de-transito/
 

Los datos sobre lo ocurrido en 2020, dadas las restricciones a la movilidad que estuvieron vigentes, muestran que tienen un efecto importante en la disminución de la violencia y los accidentes de tránsito.

Fuente: elaboración propia a partir de las bases de datos publicadas por el INE sobre Hechos Delictivos, PNC (2019-2020) disponibles en Internet: https://www.ine.gob.gt/ine/estadisticas/bases-de-datos/hechos-delictivos/

De 7 de la noche a medianoche fue cuando más se redujo la incidencia de hechos de violencia y accidentes de tránsito. Sólo en ese período hubo unas 1,000 víctimas menos por violencia. En total, durante 2020 esto se tradujo en 1 mil 785 víctimas menos, es decir, 26 % de reducción. La violencia sólo aumentó entre las 11 de la mañana a una de la tarde, en un 13%.

Fuente: elaboración propia a partir de las bases de datos publicadas por el INE sobre Accidentes de Tránsito, PNC (2019-2020) disponibles en Internet: https://www.ine.gob.gt/ine/estadisticas/bases-de-datos/accidentes-de-transito/

En el caso de los accidentes, en ese mismo horario hubo 878 víctimas menos. Para todo el año, el impacto de las restricciones fue mucho mayor en accidentes que en violencia. En términos absolutos fueron 2,522 víctimas menos, aunque en términos relativos fue una disminución del 24 %, pues en promedio hay unas 10 mil víctimas anuales de accidentes, mientras que las víctimas de violencia son unas 8 mil 800 por año, contando tanto fallecidos como heridos por agresión. Los accidentes sólo aumentaron a las 5 de la tarde en un 16 %.

En 2020 las restricciones a la movilidad no se pensaron como una forma para disminuir las víctimas de violencia y de accidentes de tránsito, sino para frenar los contagios. No obstante, hubo ese efecto secundario y eso tuvo un impacto positivo en el sistema de salud, al evitar que esas víctimas potenciales fueran a hospitales para su atención.

Así que la lógica gubernamental hecha explícita en esta oportunidad sí tiene fundamento empírico. Lo que hace falta es ajustar los horarios para maximizar su impacto positivo. Aunque los datos históricos indican que el toque de queda podría ser de 5 de la tarde a una de la madrugada para maximizar el efecto en la violencia, debemos recordar que el comportamiento en general, y el criminal en particular, se adaptan a las restricciones.

Siempre hay espacio para la experimentación por ensayo y error, algo que también está contemplado tímidamente en el actual decreto gubernativo cuando se afirma que puede haber necesidad de modificar los horarios de restricción a la movilidad.

Lo que hizo falta fue establecer una comisión de seguimiento y evaluación de las medidas que permita ajustarlas para maximizar su impacto positivo, dado que sabemos lo negativo que tienen en la economía, aunque esto no se ha medido bien.

Por otro lado, es pertinente aclarar que los toques de queda aunque tengan un doble efecto positivo en el contexto de la pandemia no los hace viables para implementarlos a largo plazo, sobre todo como medida recurrente de seguridad ciudadana. Solo deben usarse cuando la gravedad de la situación por la pandemia lo amerite.

Es importante que se retome la discusión sobre la nueva Ley de Orden Público que está en tercera lectura en el Congreso de la República y que cuenta con el visto bueno de la Corte de Constitucionalidad. Es el momento de actualizar una herramienta legal importante para la gobernabilidad democrática y respetuosa de los derechos humanos en tiempos de emergencias sanitarias, naturales, sociopolíticas o económicas.

*Este análisis es una colaboración entre el Observatorio de Violencia Homicida en el Triángulo Norte de Diálgos y Plaza Pública.

Carlos Mendoza

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