También se migra por corrupción

Por María del Carmen Peláez
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Al analizar la corrupción e impunidad como factores promotores de la falta de oportunidades y su efecto en la migración irregular, es necesario profundizar en la dimensión estructural que conlleva este fenómeno. Naturalmente, si se le pregunta a una persona las razones por las que ha migrado, su respuesta textual no sería “me voy o me fui por la corrupción”. Sin embargo, los orígenes y las causas que obligan a migrar a miles de personas surgen en gran parte por la corrupción y los problemas de gobernanza que ésta genera.

Por ejemplo, una nota publicada por El Faro en abril de 2021, presenta el testimonio de personas migrantes que afirman, literalmente, que han salido de su país porque no confían en el gobierno, no tienen esperanzas en un futuro mejor, y saben que se enfrentan a una clase política que “sólo quiere robar.”.

Precisamente, estos planteamientos sustentan un argumento fundamental: la corrupción, genera un problema de gobernanza que hace ineficiente la ejecución de cualquier política pública. Por lo tanto, la corrupción puede convertirse en una de las causas generadoras de migración irregular y de falta de oportunidades. Además, la corrupción crea una sensación generalizada de desesperanza que hace creer a la población que es imposible materializar su proyecto de vida en su propio país.

Más allá de las determinaciones empíricas, diversos estudios e investigaciones han tratado de entender y medir la dimensión del problema estudiando variables de bienestar subjetivo, pobreza, falta de oportunidades, corrupción y migración. En ese sentido, se ha identificado una correlación entre dichos factores en varios de los países que han sido analizados. 

Replicar estudios de esta naturaleza, para el caso de Guatemala, se presenta como una tarea fundamental. Sin embargo, también implica considerar los retos que existen para acceder a información y datos en un tema como éste. En primer lugar, porque, como ya se mencionó, la corrupción no es la causa inmediata que identifican directamente las personas que migran. Además, porque no existe un registro de personas que migran de forma irregular. No es una cuestión que se informe o se registre ante una institución pública. Por lo tanto, la cantidad de personas que emigran o han emigrado de Guatemala no se puede medir con exactitud.

Aunque el subregistro en estos datos puede ser alto, dentro de los Resultados del Censo 2018 se expone que los hogares entrevistados reportan más de 300 mil personas que, entre el año 2002 y el momento de la entrevista, se fueron a vivir a otro país y no habían regresado.

Más allá de la temporalidad definida por el Censo, los datos que se tienen al respecto, según estimaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de Guatemala, es que hasta 2018, las embajadas de los países donde hay representación oficial notificaron registros de más de 2 millones 900 mil connacionales viviendo en distintos destinos, de los cuales más de 2 millones 700 mil se registraron en Estados Unidos.

Como ya se mencionó, las magnitudes, causas y consecuencias de la migración deben ser entendidas, necesariamente, como un fenómeno multicausal, que no puede entenderse ni explicarse exclusivamente desde una sola perspectiva o desde una única causa. En ese sentido, el Informe de Opinión Pública de 2021 de Latinobarómetro arroja datos concretos que pueden fundamentar la urgente necesidad de plantear estudios que profundicen en el análisis del tema y aborden, entre otras, la relación que existe entre corrupción y migración. El Informe presenta, por ejemplo:

  • Que, en Guatemala, apenas un 34% de personas perciben que en el país se garantiza la igualdad de oportunidades. Este dato ha alcanzado en 2020 su punto más bajo (pág. 60)
  • Que, en Guatemala, el nivel de confianza en los poderes del Estado se encuentra por debajo del 25% (págs. 69-70)
  • Que, en Guatemala, la percepción del aumento de la corrupción es de 49% (pág. 81)
  • Que, según la población, las peores desigualdades en Guatemala se expresan en la educación y el acceso a la justicia (pág. 86)

En síntesis, estos datos podrían aportar evidencia para determinar una correlación existente entre corrupción, falta de oportunidades y migración irregular. En consecuencia, es indispensable tomar nota de que la lucha contra la corrupción como un posible abordaje a la problemática de la migración irregular debe ser integral, estructural y multidimensional.

Es indispensable tomar nota de que la lucha contra la corrupción como un posible abordaje a la problemática de la migración irregular debe ser integral, estructural y multidimensional. Una propuesta de esta naturaleza es la que plantea Diálogos en su recién publicada agenda “Hacia una Agenda Integral Anticorrupción”.

En esa propuesta, Diálogos plantea como un camino consecuente en la lucha integral contra la corrupción el cambio electoral de fuerzas en el poder. En ese sentido, expone que el discurso anticorrupción sincero y creíble tiene un caudal en términos electorales potencialmente gigantesco, que puede asegurar la elección de actores realmente comprometidos con promover reformas sistémicas y estructurales necesarias para una lucha anticorrupción altamente exitosa y sostenible en el tiempo.

Ante el planteamiento del cambio electoral de fuerzas en el poder, un matiz importante consiste en garantizar, en condiciones óptimas, el ejercicio del voto migrante en el extranjero, ya que podría ser determinante para lograr un resultado que viabilice la elección de personas comprometidas con realidades más democráticas y contemplativas de la igualdad y los derechos fundamentales.

Por su parte, en cuanto al abordaje integral de la crisis migratoria, es altamente relevante insistir en la importancia de entender la migración como un fenómeno multicausal y multidimensional. Debe tenerse en cuenta que, tal y como lo plantea Lizbeth Gramajo Bauer, atender la realidad migratoria es altamente complejo y requiere estrategias innovadoras y estructurales.

Hablar de migración y corrupción implica hablar de sueños, de necesidades, de familias, de futuros, de duelos y de desigualdades. Además, al referirse a la migración en contextos como el actual, se hace necesario considerar otras variables. Entre estas, las dinámicas culturales, la violencia, las coyunturas políticas, la pandemia, el cambio climático, y las repercusiones de estos fenómenos.

Por lo tanto, la discusión académica, política y social de este tema es robusta, multidisciplinaria y altamente relevante. En ese sentido, insistir en el abordaje de las causas y consecuencias de la migración irregular debe ser un asunto prioritario, sobre todo para este año. El 2022 es año preelectoral y, como se adelantaba, esa dinámica posee un matiz particular para el fenómeno de la migración.

Adicionalmente, este año también plantea nuevos retos fundamentales como la elección de Magistrados (aún pendiente), la elección de Fiscal General, de Contralor General de Cuentas, de Procurador de los Derechos Humanos, de Director del Instituto Nacional de Ciencias Forenses y de Rector en la Universidad de San Carlos de Guatemala. En todo caso, esto demanda un alto compromiso para el ejercicio óptimo de la ciudadanía, la participación y la auditoría social.

María del Carmen Peláez

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