El femicidio, forma extrema de violencia de género, es el asesinato de una mujer por su condición de mujer, resultado de prácticas machistas y misóginas en contextos de desigualdad. En Guatemala, el 49% de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia, normalizada culturalmente y reforzada por la falta de educación sobre el tema. La pobreza y la brecha laboral agravan la situación, ya que solo el 36.4% de la población ocupada son mujeres, perpetuando la dependencia económica y limitando opciones para salir de entornos violentos. Aunque existen leyes como la Ley contra el Femicidio (2008) y la Ley contra la Violencia Sexual (2009), su implementación efectiva sigue siendo deficiente debido a limitaciones en las instituciones responsables.
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