¿Tiene alguna importancia el lugar que ocupan los/as candidatos/as en la papeleta electoral?

Por Marco Robbles
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Para la elecciones presidenciales en 2019, inicialmente, 20 partidos eligieron la posición de la papeleta en la cual les interesaba ubicar la foto de su binomio y el respectivo símbolo partidario. Se llenó una casilla que quedó en blanco, de manera provisional, con el partido Fuerza cuyo candidato ya estaba enfrentando problemas judiciales para dejar en firme su inscripción. Finalmente, junto con el binomio del partido Prosperidad Ciudadana, ya no fueron incluidos para el día de las elecciones generales, las cuales se celebraron el 16 de junio de 2019. Previamente ya habían sido excluidas de la contienda dos candidatas que aparecían bien ubicadas en los sondeos de opinión previos: Zury Ríos del partido Valor y Thelma Aldana del Movimiento Semilla.

Fuente: Prensa Libre (23 mayo 2019), https://www.prensalibre.com/guatemala/politica/elecciones-guatemala-asi-seria-la-papeleta-para-votar/

 

Recientemente, los partidos han madrugado frente a las oficinas del Registro de Ciudadanos del Tribunal Supremo Electoral (TSE) para asegurarse cierta ventaja al momento de elegir la posición en las papeletas de las cinco elecciones (presidencial, municipales, diputados distritales y nacionales, y diputados al Parlamento Centroamericano), las cuales se realizarán el próximo 25 de junio de 2023. Todo ello por la creencia que explica Prensa Libre (21 enero 2023) de la siguiente manera: “De acuerdo con estudios publicitarios, la esquina superior derecha de la papeleta es el primer espacio en el que se enfoca el ojo humano y por tanto es ahí donde los partidos intentan reservar su espacio para que los ciudadanos voten por ellos.”[1]

Al respecto, yo preguntaba si hay alguna literatura científica que demuestre si es cierta o falsa tal afirmación de los partidos políticos guatemaltecos. El politólogo José Andrés Ardón escribió en Twitter un hilo con algunas referencias académicas evaluando la evidencia entre la posición en la boleta y los resultados electorales.[2] No obstante, las mismas se refieren a boletas en los Estados Unidos u otros países desarrollados, donde estamos hablando prácticamente de listados diseñados para el uso de una máquina que automatiza el conteo de votos, utilizándose una sola boleta para varias elecciones, y por eso hablan del orden de arriba hacia abajo. En nuestro caso, la boleta electoral es más parecida a un cartón de lotería, donde supuestamente la posición privilegiada no es la casilla 1 (esquina superior izquierda), sino la casilla ubicada en la esquina superior derecha. Aquí un ejemplo de boleta en las elecciones de los Estados Unidos de noviembre 2022.

Fuente: Multnomah County, “Sample Ballots for the November 2022 General Election,” https://www.multco.us/elections/sample-ballots-november-2022-general-election

Para verificar la afirmación sobre Guatemala, podríamos usar varias estratégicas metodológicas. La primera, a la mano, es contrastar los resultados electorales históricos con las posiciones asignadas, para ver si es posible aislar tal efecto posicional en la boleta. Veamos las elecciones 2019 cuya boleta ilustra este post (de 3 x 7). La casilla 3, que sería la preferida, fue asignada al partido Todos que únicamente obtuvo el 3% de los votos válidos. Los dos partidos más votados en esa primera vuelta estaban en las casillas 1 y 2.

Guatemala: elecciones presidenciales 2019. Número de casilla y porcentaje de votos alcanzados.

Fuente: elaboración propia a partir de los datos del TSE.

Para las elecciones de 2015, la boleta fue de 3 x 5 para dar cabida a 14 binomios, dejándose vacía la casilla 14. La casilla 3, ocupada en ese año por el partido UNE, fue la segunda más votada. Mientras que la casilla 9, donde estaba FCN-Nación, fue la que recibió el mayor porcentaje de votos, como se muestra a continuación.

Guatemala: elecciones presidenciales 2015. Número de casilla y porcentaje de votos alcanzados.

Fuente: elaboración propia a partir de los datos del TSE.

En el caso de la UNE, participando con la misma candidata presidencial dos veces consecutivas, le fue mejor en 2019 (casilla 2) que en 2015 (casilla 3). En 2019 le sacó 12 puntos porcentuales de ventaja al segundo puesto, quien se ubicó en la casilla 1 (partido VAMOS). Mientras que, en 2015, obtuvo el segundo puesto, con cuatro puntos porcentuales detrás del primero, partido ubicado en la casilla 9 (FCN-Nación). En ambas elecciones, como sabemos, el partido UNE y su candidata, finalmente fueron derrotados en la segunda vuelta.

Habría que aplicar ahora algún método estadístico que nos ayude a controlar por otros factores que también podrían estar influyendo en el voto por determinada candidatura. Por ejemplo, tres factores constantemente medidos por las encuestas de opinión pública para ver la intención de voto son el nivel de conocimiento de los candidatos, así como los respectivos niveles de aceptación y rechazo. También deberá tomarse en cuenta la presencia de estructuras partidarias y afiliados en los municipios, la disponibilidad de recursos financieros para las campañas de cada partido, así como los niveles de clientelismo electoral u otros factores importantes, como el tema en torno al cual se estructuró la competencia electoral en determinado año. Esto último es menos tangible, pero muy importante. Por ejemplo, durante la campaña que ganó la UNE (Colom) al PP (Pérez Molina) en 2007, el tema era la inseguridad/violencia. Uno ofrecía combatirla “con inteligencia” y el otro con “mano dura”.

El tema de la posición dentro de la papeleta pareciera que tiene como supuesto que el votante llegará a la urna sin una idea preconcebida de por quién votar y marcará la primera opción que llame su atención. Esto es poco probable. Durante tres meses intensivos de campaña, los potenciales votantes serán expuestos a una gran cantidad de (des)información sobre las distintas opciones y tendrán tiempo para procesarla y formarse una opinión sobre tal o cual candidatura. El apoyo o rechazo a determinadas opciones es lo que les movilizará el día de las elecciones. Si no tienen claras esas preferencias, es más probable que decidan quedarse en casa. Recordemos que el voto no es obligatorio en Guatemala. Es un derecho que pueden o no ejercer ese día quienes están habilitados para hacerlo, esto es, los que estén inscritos en el padrón antes que el TSE decida cerrarlo.

Por cierto, es pertinente recordarles a las autoridades electorales que a ellas les corresponde garantizar el ejercicio del derecho al voto. Si el Registro de Ciudadanos del TSE no hace un mayor esfuerzo por empadronar a los/as guatemaltecos/as que ya cuentan con su Documento Personal de Identificación (DPI) antes de la fecha anunciada para el cierre del padrón, es muy probable que más de 2 millones de personas queden excluidas del proceso, especialmente jóvenes entre 18-25 años.

 

  

[1] Prensa Libre (21 enero 2023) “Elecciones generales en Guatemala 2023: partidos políticos corren para inscribir a sus candidatos y estos fueron los primeros.” Aquí un ejemplo de lo que parecen estar sugiriendo los publicistas que acuden a los estudios sobre seguimiento ocular: https://neuromarketing.la/2017/09/seguimiento-ocular-donde-va-nuestra-vista-la-publicidad-impresa/  

[2] Los nueve artículo citados fueron los siguientes:

  1. Blom-Hansen, J., Elklit, J., Serritzlew, S. & Villadsen, L. R. (2016). Ballot position and election results: Evidence from a natural experiment, Electoral Studies, 44, 172-183. doi: 10.1016/j.electstud.2016.06.019
  2. Augenblick, N., & Nicholson, S. (2016). Ballot position, choice fatigue, and voter behaviour. The Review of Economic Studies, 83(2), 460-480, doi: 10.1093/restud/rdv047
  3. Däubler, T., & Rudolph, L. (2020). Cue-taking, satisficing, or both? Quasi-experimental evidence for ballot position effects. Political behavior, 42(2), 625-652, doi: 10.1007/s11109-018-9513-1
  4. Devroe, R., & Wauters, B. (2020). Does high on the ballot means highly competent? Explaining the ballot position effect in list-PR systems. Acta Politica, 55(3), 454-471, doi: 10.1057/s41269-018-0124-y
  5. Marcinkiewicz, K. (2014). Electoral contexts that assist voter coordination: Ballot position effects in Poland. Electoral Studies, 33, 322-334, doi: 10.1016/j.electstud.2013.07.018
  6. Koppell, J. G., & Steen, J. A. (2004). The effects of ballot position on election outcomes. The Journal of Politics, 66(1), 267-281, doi: 10.1046/j.1468-2508.2004.00151.x
  7. Song, B. K. (2019). Misleading ballot position cue: Party voting in Korea’s nonpartisan local elections. Electoral Studies, 58, 1-11.
  8. Gulzar, S., Robinson, T. S., & Ruiz, N. A. (2022). How campaigns respond to ballot position: A new mechanism for order effects. The Journal of Politics, 84(2), 1256-1261.
  9. Lutz, G. (2010). First come, first served: The effect of ballot position on electoral success in open ballot PR elections. Representation, 46(2), 167-181, doi: 10.1080/00344893.2010.485808
Carlos Mendoza

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